martes, 29 de enero de 2008

Energía y religión

No me cabe ninguna duda de que la fe en dios existe. Existe en los humanos, y la verdad no sé si esa fe sea un factor comun para la mayoría. Lo que es muy cierto es que algunas evidencias muestran que hace 30 siglos ya había cultos politeístas a deidades naturales.

Otros apuntan a la mesopotamia antigua como sitio donde se desarrolló la religión más antigua (la que tenía en su centro a don Ahuramazdah, el de la imagen de entrada). Otros mencionan que la hindú es la más antigua. En fin, que nadie se pone de acuerdo al respecto. Lo que aparece en forma contínua es la diversidad geográfica de orígenes de la fe religiosa.

Pero mezclar asuntos de dios (o dioses) con asuntos de física suena un poco bizarro. Ya ha habido intentos para dizque usar la física para demostrar la existencia de dios.

Está muy de moda hablar de la energía, que si la energía positiva, que si la negativa, que si la energía oscura, que si los puntos de energía, que si la prana, que si los alimentos energéticos, que si los chakras y hasta que si dios es energía pura.

Lo único que puedo sacar en conclusión de tanta palabrería en torno a la energía es que, como la energía no se ve y sólo se perciben sus efectos, es muy fácil atribuirle cualquier cantidad de características ad hoc a nuestros más fantásticos deseos.

Total, como no se puede comprobar ninguna de esas supuestas características new age o esotéricas de la energía, la llevamos al terreno de la fe. Y en ese terreno cada quien tiene su propia verdad.

En el terreno de la fe religiosa, desde mi punto de vista, el error consiste en tratar de convencer (y vencer) a los demás de que el concepto de dios que tenemos ES el correcto, el auténtico, ¡el único!. Mucha gente muere todos los días por esa estúpida lucha. Si tan sólo respetáramos el concepto de dios que cada quien tiene derecho a tener...
 
Si alguien desea que dios parezca un elefante, pues bueno así será para él o ella. Si alguien desea que dios sea muy humano, pues así será para él o ella. Eso está en el terreno de la respetabilérrima fe. O ausencia de fe, como es mi caso, razón por la que no afirmo absolutamente nada respecto a dios.

Y no debería haber pleito por ello. Eso digo yo. Pero los humanos somos más animales en esto de la fe que los mismos animales salvajes en eso de sus territorios. Los protegemos de los supuestos ataques de los demás hasta con la vida y ampliamos su dominio en la medida que los demás se dejen ¡vaya ironía!

Con relación a la energía, permítaseme decir que es poco lo que a ciencia cierta se puede afirmar de ella. Sabemos mucho de sus efectos pero poco sabemos de su naturaleza.

Sabemos que un cuerpo tiene más energía cuanto mayor es su temperatura. Sabemos que un cuerpo tiene más energía mientras más rápido viaja. Sabemos que un cuerpo gana energía cuanto más gana altura (en un campo gravitacional diferente de cero). Sabemos que la materia puede convertirse en energía y viceversa. La física cuántica nos dice que los estados de energía no son continuos sino que adoptan ciertos valores preestablecidos. Y quizá un par de cosas más.

Pero de eso a anexarle características divinas (propias de las deidades), creo que es demasiado fantasioso.
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