lunes, 29 de septiembre de 2008

Emociones, mascotas y ciencia


Un resultado un tanto diferente del viejo debate sobre el ADN y los locos fotones, comentado en este espacio hace ya varios meses, fue el de una forista que relacionaba esto de un "campo de energía" que hacía que las mascotas percibieran las emociones de sus dueños. Experiencias hay muchas, como las que narraba en su mensaje.

En ese entonces respondí a su amable mensaje de esta forma:

La relación que tenemos con nuestras mascotas es ancestral. Nos hemos compenetrado mucho con ellos y ellos con nosotros. Experiencias como las que cuentas son comunes aun para mi. Perros y gatos perecen anticiparse a la llegada de sus dueños, parecen percibir a distancia problemas y situaciones de emergencia. No podría decir mucho de las tortugas, pues personalmente no conozco muchas. Lo de perros y gatos parece ser una elevada capacidad (de ellos) para detectar aromas a gran distancia y en condiciones de muy baja concentración.

N
osotros los humanos ya no descansamos tanto en nuestro sentido del olfato (al menos no como ellos) y se nos ha atrofiado un poco en virtud del uso (y abuso) de otros sentidos como la vista y el tacto combinados con la inteligencia. En definitiva, cuando estamos alterados generamos substancias que ya no podemos oler, al estilo de la adrenalina, pero que son fácilmente detectados por nuestras mascotas.

Te cuento que en una ocasión, siendo yo aun más joven (de lo que ahora soy), salí de casa muy molesto con mis papás pues habían discutido en mi presencia y eso me alteró mucho. Salí caminando y el enojo aumentaba a cada paso que daba. Caminé unos tres kilómetros en total, pero en el trayecto me encontré con un par de perros, que al verme corrieron a ladrarme; en otras circunstancias me hubiesen asustado, pero así como estaba (como solimos decir en México, "como agua para chocolate"), me enfrenté a ellos, les gruñí y adopté una postura amenazante. El efecto fue que los perros salieron corriendo con la cola entre las patas.


Mi explicación racional es que detectaron mi adrenalina a distancia y la confundieron con la que genera una posible "víctima" (el miedo también genera adrenalina), pero estando cerca detectaron otro aroma, el que genera un posible victimario.


A veces logramos entendernos con nuestras mascotas pues ellas dependen de nosotros para vivir, y en el transcurso de las generaciones, su adaptación a nosotros probablemente los hace ser cada vez más perceptivos a nuestros estados de ánimo.


Pero vayamos más allá, como invariablemente suelo decir. Daniel Goleman ha recopilado una muy buena cantidad de evidencia y conclusiones de estudios neurocientíficos, que apuntan hacia la existencia en los seres humanos de lo que él llama "neuronas espejo", circuitos neuronales encargados de replicar las emociones de otros, tan sólo con percibirlas en ellos.

Al parecer esos circuitos están superdesarrollados en los humanos, pero también existen en los mamíferos (no sé de reptiles, pero habría que investigar más). Un par de perros peleando entre sí logran poner histéricos a los perros que les rodean, y no es difícil comprobar que aun "perros amigos" comparten mordiscos agresivos entre si, sólo con presenciar estas peleas.
Recientemente llevé por primera vez a vacunar a mi gata contra la rabia a un puesto de vacunación temporal. Normalmente se porta tranquila, pero a unos 30 m del puesto comenzó a intentar huir y a clavarme las uñas en forma desesperada.

Seguro percibió el aroma de aquellos canes y felinos llevados a la fuerza a ser vacunados y sus neuronas espejo la hicieron querer huir mucho antes de siquiera sentir el pinchazo de la aguja.
Por lo demás, dudo mucho que estemos relacionados con otros seres (o entre nosotros) a través de campos de energía, pues si de eso se trata, no debemos olvidar que vivimos inmersos en un "mar" de radiación electromagnética, de diferentes energías y diferentes orígenes, que van desde rayos cósmicos (incluyendo quizá algunas partículas oh-my-god), pasando por la luz visible, ondas hertzianas (TV y radio) hasta ondas "largas" de radioaficionados.

Quizá la explicación de esas relaciones entre los humanos, animales y plantas se llegue a dilucidar en los próximos años, y espero que no se use (o mal use) el concepto de "energía" que tan de moda está.


Imágenes: Cirilo-Spike en la portada y Chiti al final. Cortesía de KC.

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